domingo, 30 de diciembre de 2007

Los cambios sensoriales pueden tener un tremendo impacto sobre el estilo de vida, ya que se pueden tener problemas con la comunicación, el placer en las actividades y las interacciones sociales. Los cambios sensoriales pueden contribuir a que la persona experimente una sensación de aislamiento.

VISIÓN

La visión se presenta cuando la luz que pasa a través de la superficie transparente del ojo (córnea) es procesada por el ojo e interpretada por el cerebro.

La pupila es una abertura hacia el interior del ojo, la cual puede hacerse más grande o más pequeña para regular la cantidad de luz que entra en el mismo. La porción coloreada (iris) es un músculo que controla el tamaño de la pupila.

El interior del ojo está lleno de un líquido gelatinoso. Hay un cristalino flexible y transparente que enfoca la luz sobre la retina (la parte posterior del ojo), la cual convierte la energía luminosa en un impulso nervioso que es transportado al cerebro y luego interpretado.

Algunos cambios oculares relacionados con el envejecimiento pueden comenzar incluso a la edad de 30 años. Los ojos envejecidos producen menos lágrimas y su resequedad puede ser muy incómoda, para lo cual muchas personas encuentran alivio usando soluciones de gotas oftálmicas o lágrimas artificiales.

Todas las estructuras del ojo cambian con el envejecimiento: la córnea se hace menos sensible de modo que las lesiones pueden pasar inadvertidas. Hacia los 60 años de edad, la pupila ha disminuido de tamaño un tercio del tamaño que tenía a los 20 años de edad.

Además, la pupila puede ser más lenta para cambiar de tamaño en respuesta a la oscuridad o la luz brillante. El cristalino se vuelve amarillento, menos flexible y levemente opaco; las almohadillas de grasa que soportan el ojo se reducen y el ojo se hunde en la órbita. Los músculos oculares se hacen menos capaces de rotar completamente el ojo.

A medida que la persona envejece, la agudeza de su visión (agudeza visual) puede declinar gradualmente. Los anteojos o los lentes de contacto pueden ayudar a corregir los cambios de visión relacionados con la edad y finalmente se pueden necesitar lentes bifocales.

Casi toda persona mayor de 55 años necesita anteojos al menos una parte del tiempo; sin embargo, el grado del cambio no es universal. Únicamente del 15 al 20% de las personas de edad avanzada presentan una visión tan deteriorada que pueda afectar su capacidad para conducir y sólo el 5% son incapaces de leer. El problema más común es la dificultad para enfocar el ojo, una condición denominada presbiopía.

Es posible que la persona sea menos capaz de tolerar el resplandor y note que tiene más problemas para adaptarse a la oscuridad o la luz brillante. De hecho, muchas personas de edad avanzada observan que mientras su visión es lo suficientemente buena para conducir durante el día, deben renunciar a realizar esta actividad durante la noche, debido a problemas con el resplandor, la luz brillante y la oscuridad. De hecho, una notoria dificultad para conducir de noche puede ser el primer signo de cataratas (opacidad del cristalino del ojo).

El resplandor de interiores, como el de un piso brillante en un salón iluminado por el sol, también puede dificultar la movilización.

Para personas de todas las edades es más difícil diferenciar azules y verdes entre sí que diferenciar rojos y amarillos, lo cual se va volviendo más pronunciado con el envejecimiento. A medida que aumenta la edad, el uso de muchos colores cálidos contrastantes (amarillo, naranja y rojo) en el hogar puede mejorar la capacidad de la persona para indicar dónde están las cosas y hacer más fácil llevar a cabo las actividades diarias.

En muchos casos, se ha observado que mantener una luz roja en los recintos oscurecidos (tales como el vestíbulo o el baño) hace más fácil la visión que utilizar una luz nocturna "regular", ya que la luz roja produce menos brillo que una lámpara incandescente normal.

Con el envejecimiento, el líquido interior del ojo puede cambiar. Unas partículas pequeñas pueden crear "flotadores" en la visión que, aunque son molestos, no son indicadores de una condición peligrosa y generalmente no disminuyen la visión. Si de repente aparecen estos flotadores o aumentan en cantidad de manera rápida, definitivamente se debe solicitar una revisión ocular con un profesional.

Cuando se examinan los ojos de la persona de edad avanzada, se puede presentar incapacidad para mover el ojo en todas las direcciones; la mirada hacia arriba puede estar limitada y el área en la cual se pueden ver los objetos (campo visual) se reduce.

Es común que se presente la reducción de la visión periférica que puede limitar la interacción social y las actividades. Es posible que las personas de edad avanzada no se puedan comunicar con personas que se sientan a su lado porque no las pueden ver bien o no las ven del todo. Igualmente, es posible que la persona derrame las comidas y bebidas y que conducir un vehículo se convierta en una actividad peligrosa.

Los trastornos oculares comunes en la vejez (cambios que NO son normales) incluyen cataratas, glaucoma, degeneración macular senil y retinopatía diabética e hipertensa.

2007

Datos personales